Sí,, ciertamente nos quedan pocas tardes en las que después del trabajo, nos juntemos para tomar algo en nuestras típicas & habituales cafeterías para charlar con todo detalle cómo nos ha tratado la vida ese día en el trabajo. Pero llega algo mejor: las tardes en las que después del trabajo sepamos que al llegar a casa estará el otro esperándonos o será uno de nosotros el que espere al otro. Esas tardes en las que sepamos que yo no tendré que marcharme, que no tendremos prisa, que estemos en nuestro hogar & que la única prisa que tengamos sea por rodearnos en los brazos del otro. Ahora somos felices. Pero entonces seremos mucho, muchísimo más.

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